Carlos García Gual es catedrático de filología griega en la
Universidad Complutense de Madrid, tras haberlo sido de la Universidad de
Granada, la Universidad de Barcelona y la UNED. Se formó con grandes helenistas,
como Manuel Fernández Galiano, Francisco Rodríguez Adrados y Luis Gil.
Especialista en antigüedad clásica y literatura, ha escrito numerosos libros y
artículos sobre literatura clásica y medieval, filosofía griega y mitología en
revistas especializadas.
Entre sus obras, destacan libros como Los orígenes de la novela, Primeras novelas europeas, Epicuro, Historia del rey Arturo, Diccionario
de mitos, El descrédito de la
literatura o Apología de la novela histórica, Viajes a la Luna: de la fantasía a la ciencia-ficción.
Como crítico literario reseña libros en El País, Revista de Occidente, Claves
de Razón Práctica, etc. Es editor y colaborador habitual de la revista Historia National Geographic, entre
otras. Además, es director de la parte de la que es especialista de la
colección de clásicos grecolatinos Biblioteca
Clásica Gredos, con más de cuatrocientos títulos publicados.
Destaca además su labor como traductor de
clásicos. Le fue concedido el Premio Nacional de Traducción en dos ocasiones:
en 1978 fue galardonado con el Premio de traducción Fray Luis de León, por su
versión de Vida y hazañas de Alejandro de
Macedonia, de Pseudo Calístenes; en 2002 se le otorgó el Premio Nacional al
conjunto de su obra de traducción.
Carlos García Gual inaugurará nuestras XXVII Jornadas el próximo jueves 5 de noviembre, con una conferencia titulada:
Diógenes
de Enoanda, el último epicúreo y su gran inscripción filantrópica
A mediados del siglo II d.C., Diógenes,
rico y viejo , hizo grabar un texto
con máximas de Epicuro en un extenso muro construido al
efecto en la plaza de su ciudad natal, Enoanda, para anunciar con fervor
evangélico a todos los que pasaran y los leyeran los
fundamentos y beneficios de la filosofía
hedonista del filósofo del Jardín. Los fragmentos de esta monumental
inscripción se descubrieron hacia 1880 y
han sido objeto de importantes estudios. Sólo unos cuantos textos tienen un
tono personal, mientras que la mayoría son citas de Epicuro. Los he traducido y he publicado apuntes sobre ellos, pero creo
que aún son poco conocidos y vale la pena recordarlos y trazar una semblanza de
su autor, un entusiasta y distante discípulo del filósofo ateniense, que
muestra la vigencia del epicureísmo en la costa de Asia Menor y en tiempos de
los Antoninos.