Como os anunciamos en la anterior entrada, durante las próximas semanas os presentaremos a los ponentes a los que podréis escuchar en nuestras XXV Jornadas. El viernes 8 de marzo a las 17:30 tendremos la oportunidad de escuchar al profesor Moreno, que reivindicará la tradición clásica en la educación. ¡No os lo perdáis!
Ricardo Moreno Castillo ha sido durante muchos años catedrático
de instituto en Madrid y profesor asociado de Historia de las Matemáticas en la
Universidad Complutense de Madrid. Cansado de ver cómo el sistema educativo se
degradaba cada vez más en España, comenzó a escribir (como él mismo confiesa,
“a modo de desahogo”) muchos comentarios en la red, la mayoría de ellos por
entonces “políticamente incorrectos”. Sus reflexiones tuvieron tanto éxito y
repercusión que se acabaron publicando como libro con el título Panfleto Antipedagógico (Leqtor 2006). El mismo autor promueve en él que se difunda y distribuya lo más
posible, y eso hacemos aquí, puesto que su diagnóstico del
sistema es certero y, sobre todo, invita a la reflexión sobre la realidad que
todos los profesores (y padres y alumnos) vivimos en nuestros centros a diario:
¿vale la pena “memorizar”? ¿hay que pedir menos a los estudiantes? ¿es
importante la exigencia del profesor? ¿cómo se “contagia” a los alumnos de las
ganas de saber? ¿qué se debería enseñar en un curso para futuros profesores?
Además, ha publicado numerosas obras sobre la didáctica de las matemáticas, así
como ensayos sobre los graves errores en los que inciden una y otra vez las
reformas educativas.
A continuación os dejamos un pequeño adelanto, el resumen que el profesor Moreno nos ha facilitado de la ponencia que podréis escuchar el día 8 de marzo. ¡Os esperamos a todos!
Grecia en la educación de hoy
El olvido
del legado griego, y el desprecio por el pasado en general, no es un error más
de nuestro sistema educativo, es el error que está en la base de todos los
demás. Si quienes elaboraron la reforma hubieran sido personas más leídas y
cultas (es a los griegos a quienes debemos la idea de cultura como un valor en
sí mismo), y si conocieran a los clásicos, se habrían percatado de que la mayoría
de las cosas que presentan como novedosas de novedosas no tienen nada, porque
la estupidez no es un producto de la modernidad. Y, además, no habrían
incurrido en el desprecio por el saber que empapa nuestro sistema educativo.
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